Fotografía: Cristina y Carmen Cejuela
Después de reservar con 3 semanas de antelación, comemos en Marieta, restaurante situado en el Paseo de la Castellana 44. Cenar es todavía más difícil, no sé si con 4 semanas de antelación conseguiríamos reserva. Como veis en la foto, el restaurante, incluyendo la terraza, estaba completo un soleado sábado a mediodía.
El restaurante me sugiere un Reform Club aligerado y abierto a todos los públicos, con un claro sabor a club de caballeros pero adaptado al siglo XXI. Detalles industriales en los techos, con tubos y paneles para absorber el sonido a la vista, pero combinado con un mobiliario elegante. Sillas y sillones tapizados, muy cómodos, porque las frías sillas de latón industrial, que tanto se llevan ahora, no son muy aptas para las señoras del barrio de Salamanca. Acogedores suelos de madera, toques de leña apilada, baños con azulejos de estilo neoyorkino o guiños a la decoración hindú en algún rincón o en alguna foto de elefantes atravesando idílicos paisajes. Ese toque de Phileas Fogg viajero te persigue en la carta y salvamanteles, impresos con globos aerostáticos, rosas de los vientos y mapas antiguos, que parecen sacados de las guardas de mi viejo libro de “La vuelta al mundo en ochenta días.”
El restaurante me sugiere un Reform Club aligerado y abierto a todos los públicos, con un claro sabor a club de caballeros pero adaptado al siglo XXI. Detalles industriales en los techos, con tubos y paneles para absorber el sonido a la vista, pero combinado con un mobiliario elegante. Sillas y sillones tapizados, muy cómodos, porque las frías sillas de latón industrial, que tanto se llevan ahora, no son muy aptas para las señoras del barrio de Salamanca. Acogedores suelos de madera, toques de leña apilada, baños con azulejos de estilo neoyorkino o guiños a la decoración hindú en algún rincón o en alguna foto de elefantes atravesando idílicos paisajes. Ese toque de Phileas Fogg viajero te persigue en la carta y salvamanteles, impresos con globos aerostáticos, rosas de los vientos y mapas antiguos, que parecen sacados de las guardas de mi viejo libro de “La vuelta al mundo en ochenta días.”
Me llama la atención el conjunto de lámparas del salón principal. Cuando las vi me recordaron a las espirales de incienso que se suben al techo en los templos budistas como ofrendas, os dejo esta foto tomada en un templo de Hong Kong. Te atrapan la mirada nada más entrar en el restaurante, esa luz cálida y envolvente, que se funde perfectamente con los colores camel y beige de la decoración, una evocación de los colores de salsas y deliciosas cremas.
La presentación de la comida es más relajada, manteles de papel kraft y servilletas de papel reciclado. Cocina internacional y viajada, informal, pero cuidada, servida en tablas y pizarras. Los platos, sencillos y clásicos, una receta de aquí con un toque de allá, estaban bastante logrados.
Eramos tres y tomamos los siguientes platos, acompañado de cervezas y cafés con los postres:
Eramos tres y tomamos los siguientes platos, acompañado de cervezas y cafés con los postres:
- Berenjena rebozada con miel y hummus.
- Tostas de bonito, anchoa de Santoña y pimientos del piquillo.
- Marieta’s mini kebabs (2 u.): pan de pita relleno de carne de ternera marinada, lechuga romana, tomate, pepino, salsa de yogur y menta. Dos comensales pidieron el mismo segundo, ambos coincidieron en que estaban muy buenos.
- Best in town: Hamburguesa de carne de ternera, salsa de boletus, queso idiazábal, pimientos del piquillo y piparras. La carne estaba realmente jugosa y el toque de la piparra muy refrescante. Las patatas, de verdad crujientes y ricas, y yo nunca toco las patatas, porque me suelen parecer bultos sospechosos.
- Mousse de yogur, crumble y yema de fresa. Rico y nada dulce.
- Tarta cremosa de queso con galleta. Con una cobertura de mermelada de fresas, con aspecto muy casero, con la fruta casi entera.
El precio muy ajustado. Muy buena la relación calidad-precio, para un restaurante tan bien situado y ambientado. En total, 87 euros, 29 euros por persona.
Volveremos otro día a tomar un gin-tonic, como haría cualquier viajero británico aquejado de crónico paludismo, simplemente por motivos de salud. ¡Nos vemos!
Volveremos otro día a tomar un gin-tonic, como haría cualquier viajero británico aquejado de crónico paludismo, simplemente por motivos de salud. ¡Nos vemos!
MARIETA
Paseo de la Castellana 44. Madrid
Telf: (+34) 91 57 57 553 / Telf: (+34) 618 332 659
Email: info@marietamadrid.com
Horario: De Lunes a Viernes de 11:00 a cierre. Sábados y Domingos de 12:00 a cierre.
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