Volamos hasta Roma y después bajamos por carretera hasta la Costa de Amalfi a través del deprimido sur de Italia.
El panorama no es muy inspirador, hasta que atravesamos el túnel que atraviesa el Piano de Sorrento, y como Alicia, atravesamos el otro lado del espejo para aparecer en un espejismo. Nada más salir del largo túnel aparecen numerosos miradores, pues todos los conductores no se pueden creer lo que ven y necesitan parar, frotarse los ojos y comprobar que es cierto.
La Costa de Amalfi no es en vano Patrimonio de la Humanidad, no es sólo por el mar de un azul cobalto o la cornisa de acantilados que caen a plomo sobre el mar, o las terrazas de huertos de limones o las casas colgadas en los acantilados que dotan a esta costa de un belleza pintoresca; es en definitiva por el excepcional escenario que te invita a gozar de la vida, por lo menos, lo que dura un breve descanso. Acompaña esto de la mejor comida y bebida, y ya no hay nada más que desear. A esto venimos, a disfrutar de la vida, a comer pizza y pasta hasta reventar. Ya nos pesaremos a la vuelta. ¡La vida es ahora!
Las fotos de arriba están tomadas desde el Gran Hotel Tritone, a las afueras de Positano. Tiene para mi una de las mejores vistas de la zona, y sin duda es un lugar a considerar en vuestras vacaciones en la zona.
Abajo, fotos del primer desayuno de mis vacaciones italianas, planificando las próximas escapadas.
Ba Jin me acompañó en la maleta, pero no le hice mucho caso.... |
Ensalada caprese, sí, para empezar el día. |
Frutas de la zona, de un sabor intenso y gratificante. |
Bizcocho recién horneado y calentito. |
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