LUJO ASIÁTICO

Seguro que todos habéis escuchado alguna vez la expresión “lujo asiático”, pero a qué se refieren exactamente, y aplicado a la comida, qué esperan en China de un restaurante de lujo.

El otro día en Xiamen, sur de China, durante el fin de semana, me invitaron a cenar, según mi anfitrión, en unos de los mejores restaurantes de la ciudad.

El restaurante era un buffet temático de marisco y pescados, dentro de un hotel de cinco estrellas. Cuando voy a restaurantes en China lo que más me sorprende es lo desmesurado que son. En este caso el restaurante era gigante rodeado por enormes peceras y un gran acuario central.

Pasada la primera fase decorativa, viene la comida. Bien, esto es un buffet, te levantas y te vas echando cosas en el plato, pero yo me fui con mi cámara y esto es lo que cogí para vosotros.

Esculturas de hielo de colores que acogían todo tipo de cortes de sushi en la zona japonesa. La iluminación hacía relucir todos los moluscos acompañados de sus conchas,  y lucían como en las mejores joyerías. Algunos carteles avisaban a los comensales de que el coral blanco no era comestible. Barcos piratas cargados de pescaditos dispuestos para la parrilla y grandes ollas de cangrejos picantes. Al final me decanté por una langosta Thermidor, que apareció en la sección de cocina europea.

Cuando ya no esperas más que acabar tu enorme plato de comida y pasar a los postres, se anuncia el gran espectáculo de la noche. En el acuario central aparecen tres supuestas “sirenas” haciendo piruetas, mientras que las mantas rayas y las tortugas cansinas dan vueltas alrededor. Todo el mundo hace la foto, hay que subirlo rápidamente a We Chat, el Facebook chino y compartir. En fin, ya veis, no seréis los primeros en ver estas maravillas.

Se acaba el espectáculo y parece que los niños se empiezan a aburrir. Ni las chuches ni las fuentes de chocolate de todos los colores parecen captar ya su atención. Pero no todo está perdido. Acaban de anunciar un curso de decoración de tartas y rápidamente la atracción y los niños se trasladan a otra parte. Descanso para los padres, que atacan los últimos rincones del buffet, un barco cargado de exóticas frutas recogidas de todos los lugares del mundo, la mitad de las cosas no sé ni como se llaman, la verdad.

¡Uff, acabé llenísima y con la cámara cargada de fotos! No sé que os parecerá a vosotros pero yo alucino mientras veo todo este despliegue y ajetreo, al fin y al cabo esto es un restaurante y no Disneyland.

Y después, cuando vuelvo a casa todo me parece no sé como explicarlo, quizá tan reducidamente… ¿¿¿europeo???