Hay sitios que se ponen de moda, y ya da igual lo que tengas que esperar o el veneno que te sirvan que tu necesitas probarlo.
La terraza del gimnasio Gymage es buena prueba de lo que digo. Un gimnasio que descubrió que su azotea tenía algo completamente diferente, aunque de forma inesperada, y es que la Iglesia de San Martín asomaba sus muros de sillería, y el campanario sobre su terraza y rápidamente lo transformaron en un espacio multifunción, donde puedes desde desayunar hasta tomar una última copa.
Y así, simplemente parasitaron la belleza del vecino, y vendieron las vistas como un mérito propio.
Salvo esta peculiaridad, el resto de las vistas son bastante normales para un ático de esta zona, nada espectacular, pero lo dicho, el ambiente chill out, la charquita-piscina y unas copas en buena compañía, obran milagros.
Un sitio muy animado para tomar unas cervezas al atardecer, y nada más. Y ahí lo dejo…
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