31/8/14

El paseo por Villa Cimbrone


Cuando visitas Ravello todo el mundo te pregunta si ya viste Villa Cimbrone. En los restaurantes te dicen ¡Ah, viniste a ver Villa Cimbrone! o los vendedores de cerámica cuando les dices lo bellas que son sus piezas te dicen: ¡Oh, Villa Cimbrone lo es mucho más!
Ante tanta insistencia seguimos el camino que lleva hasta ella y sacamos el ticket para la visita. En la actualidad es un Hotel de cinco estrellas, pero sus Jardines pueden ser visitados previo pago (7 euros)
Villa Cimbrone es un enclave con un pasado que se remonta a la época romana, después pasó por dos familias italianas, hasta que Ernest William Beckett (1856-1917), un intelectual que había realizado el “Gran Tour” se enamoró de este lugar y a finales del siglo XVIII lo compró y lo convirtió en el lugar que podemos visitar hoy. 
A él se debe la idea de crear un recorrido, empezando por el claustro, pastiche de muchos estilos artísticos, seguido de  la cripta; y después el jardín poblado con  avenidas, fuentes, templetes, grutas o estatuas. El resultado es un paraje singular: agreste y natural pero muy estudiado, pues la mano de famosos paisajistas ingleses está detrás.





Parece que estoy describiendo un jardincillo inglés más, pero ha sido mi error no mencionar que el lugar es más que especial. La villa siempre fue muy codiciada porque se situaba en la cima de Ravello, donde caía casi en picado hasta el mar. El resto de la finca era una extensa área forestal, con cultivos típicos de la zona como olivos, árboles frutales o vides, y que además tenía suficiente espacio para recrear los actuales jardines, cosa difícil en este paraje carente de explanadas y donde las terrazas excavadas son el único lugar para cultivar.
Estas vistas son las mismas que las de otro famoso enclave, Villa Rufolo, actual sede del famoso Festival de Música de Ravello, y cuyo escenario se sitúa de espaldas al acantilado con el público frente al mar y el cielo estrellado.
El recorrido del jardín me hace pensar en esos espíritus del Romanticismo, atormentados y siempre enfrentados con una hiperbólica naturaleza. Me imagino a un caballero sacado de un cuadro de Friedrich caminando por la avenida, ayudado de su bastón, hasta llegar  a la Terraza del Infinito, un balcón volado sobre el acantilado. La visión desde este mirador te divide en dos sensaciones contradictorias, una la necesidad de volar extendiéndote sobre el cielo, y otra, la de un miedo cerval al infinito, al precipicio ante tus pies. Entonces, nuestro caballero aferrado firmemente a la balaustrada se quitaría el sombrero como haría cualquiera al entrar en un templo sagrado y respiraría ese aire marino, resinoso y perfumado, ahíto de tanta grandeza y sentiría la calma, la misma que encontraría tras el consuelo del rezo. Ciertamente es uno de los lugares más bellos del mundo.




























HOTEL VILLA CIMBRONE
Via Santa Chiara, 26 - 84010 Ravello - Salerno - Italia
Tel.: + 39 089 857459

28/8/14

Descubriendo Ravello


Ravello siempre es descrita como una de las ciudades más bellas de la Costa de Amalfi, su núcleo medieval, con calles que se abarcan con los brazos abiertos, y sus profusas terrazas de limoneros y viñas la hacen muy especial.
Famosa por su limoncello y por la cerámica de la zona, esconde más de una sorpresa que os adelantaré más tarde.

Tras una pequeña incursión en busca de cerámica comimos en "La Vecchia Cantina", con vistas a las terrazas.

La comida servida en la cerámica típica de Ravello cobra una nueva dimensión como podéis ver en esta ensalada caprese.
El risotto frutti di mari no necesita ningún adorno, ¡estaba espectacular!
Los dolci, los vimos, pero no los probamos, ya iba bien la cosa, pero prometían. El día todavía nos reservaba muchas cosas.

Esta comida acompañada de cerveza y capuchinos costó 55 euros.



Los redondos y blancos, de la izquierda, son las delicias de limón, versión del tiramisú, pero de limón.



Restaurante "La Vecchia Cantina"
Via della Marra, 15-19 - Ravello - Salerno - Italia

26/8/14

El otro lado del espejo: La Costa de Amalfi




Volamos hasta Roma y después bajamos por carretera hasta la Costa de Amalfi a través del deprimido sur de Italia.

El panorama no es muy inspirador, hasta que atravesamos el túnel que atraviesa el Piano de Sorrento, y como Alicia, atravesamos el otro lado del espejo para aparecer en un espejismo. Nada más salir del largo túnel aparecen numerosos miradores, pues todos los conductores no se pueden creer lo que ven y necesitan parar, frotarse los ojos y comprobar que es cierto.

La Costa de Amalfi no es en vano Patrimonio de la Humanidad, no es sólo por el mar de un azul cobalto o la cornisa de acantilados que caen a plomo sobre el mar, o las terrazas de huertos de limones o las casas colgadas en los acantilados que dotan a esta costa de un belleza pintoresca; es en definitiva por el excepcional escenario que te invita a gozar de la vida, por lo menos, lo que dura un breve descanso. Acompaña esto de la mejor comida y bebida, y ya no hay nada más que desear. A esto venimos, a disfrutar de la vida, a comer pizza y pasta hasta reventar. Ya nos pesaremos a la vuelta. ¡La vida es ahora! 

Las fotos de arriba están tomadas desde el Gran Hotel Tritone, a las afueras de Positano. Tiene para mi una de las mejores vistas de la zona, y sin duda es un lugar a considerar en vuestras vacaciones en la zona.

Abajo, fotos del primer desayuno de mis vacaciones italianas, planificando las próximas escapadas.


Ba Jin me acompañó en la maleta, pero no le hice mucho caso....

Ensalada caprese, sí, para empezar el día.

Frutas de la zona, de un sabor intenso y gratificante.

Bizcocho recién horneado y calentito.


24/8/14

Tapear en EL FARO y noche de fiesta en el barrio de La Viña



Cádiz tiene un casco histórico bien conservado, de casas de colores suaves y portones por los que podía pasar un hombre a caballo. Balcones y miradores fueron diseñados para vigilar el mar y las noticias de los barcos. Las calles empedradas son estrechas para protegerlas del sol y el viento. Esto es una desventaja a la hora de fotografiar las fachadas de estos impresionantes edificios porque no hay suficiente espacio para capturarlas al completo. 

El plan de hoy era visitar el Oratorio de San Felipe Neri, cuna de las Cortes de Cádiz y la Pepa, constitución de 1812. Arriba os dejo un detalle de la fachada.

Después y caída la tarde, paseando llegamos a El Faro, restaurante de referencia si quieres comer típica cocina andaluza. Sus frituras son inmejorables y hacerte un hueco en la barra puede ser misión casi imposible. 


Pastel de cabracho.
Pavías de bacalao.
Tortilla de camarones.
Ortiguillas.


Aquí os dejo algunas imágenes de lo que tomamos en la barra, todo bien acompañado de vino manzanilla:
  • Pastel de cabracho.
  • Pavías de bacalao con salsa de mostaza, miel y toque de wasabi.
  • Tortillitas de camarones ¡imprescindibles! Crujientes y finas. 
  • Ortiguillas fritas. Para paladares expertos, este manjar no es para todo el mundo, debido a la textura y al sabor intenso. Me olvidaba, son anémonas marinas fritas.
Esta degustación para dos personas costó 40 euros.

Después, obligatorio es dar una vuelta por el barrio La Viña, la esencia de Cádiz y cuartel general de la chirigota y los Carnavales. 

Gente modesta que se echa a la calle a tomar el fresco, cada uno según sus posibilidades, gente con la silla a pie de calle, o tomando una caña, un vino o entrando en materia con los productos de la tierra, aunque en este caso sería mejor decir del mar. Cocina de proximidad, de la red al plato.

Familias locales reunidas alrededor de una mesa, superdotados del humor planeando la próxima charanga, veraneantes habituales, turistas boquiabiertos, vecinas que mantienen una charla de balcón a balcón, niños correteando (esto es Andalucía, aquí los niños no se acuestan temprano). Vírgenes devotas bendicen la fiesta. De una plaza cercana nos llega el son de guitarras, gente que canta y palmas expertas del público que acompaña. Señores, no hay duda, esto es España. 


Restaurante El Faro
Calle San Félix, 15 - Cádiz - España
Tel.: +34 902 21 10 68










































21/8/14

EL ARRIATE, un patio muy particular


RESTAURANTE EL PUERTO DE SANTA MARIA
TERRAZA
MEJOR SALMOREJO DEL PUERTO DE SANTA MARIA
MEJORES RESTAURANTES CADIZ
MEJOR CORVINA CADIZ
MEJOR POSTRE  CADIZ


Accedemos al restaurante El Arriate por un patio, no diría que andaluz, aunque si con mucho encanto. Árboles frutales ofrecen sus mandarinas o diminutas granadas, farolillos colgados alrededor de troncos y ramas parecen engalanados para un día de feria.

El suelo es de albero, las sillas de estilo andaluz, y una fuente con su constante fluir del caño nos refresca el oído.

El local se llena y las charlas hacen que el jardín cobre vida.

Pedimos Entrechuelos, un vino blanco de la zona, fresco y con toques afrutados como a manzana verde. Sabe a gloria.

La cena es deliciosa, cocina de mercado con toques de la tierra, coqueteos con la tradición andaluza.

Entrantes:
  • Salmorejo con huevas de maruca.
  • Pate de caballa con gelatina de oloroso y mayonesa suavizada con ceniza de puerro.
Después:
  • Corvina con arroz negro y ali oli ligero.
  • Pescado de roca con salteado de verduras sobre pure de calabaza y naranja.
El nirvana: 
  • Un inolvidable mousse de chocolate con algo que me pareció nata montada con escamas de sal y coulis de café.

Con la botella boca abajo, en la cubitera, puedo decir que volveremos. En ese momento suena música de Celia Cruz y Tito Puente, me pareció que a la noche le iba genial el aire de fiesta.

La cena para dos costó 62€. 

Restaurante El Arriate
Los Moros 4- 11500 El Puerto de Santa María (Cádiz) - España
Tel.: 630 746 946 – 956 852 833



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